jueves, 1 de abril de 2010

Pensar positivamente


El optimismo tiene valor sobre la salud y el bienestar.
Actúa como modulador sobre los eventos estresantes, paliando el sufrimiento y el malestar de aquellos que sufren, tienen estrés o enfermedades graves

Por Esteban Salazar Herrera

El sentido común nos dice que es positivo mirar al futuro con optimismo y numerosos trabajos empíricos apoyan esta idea.
De acuerdo con Sonja Lyubomirsky, profesora de psicología de la Universidad de California en Riverside, "Charles Darwin fue el primero en sugerir que la manifestación externa de una emoción la intensifica".
Estudios con población general muestran una clara tendencia de las personas a sobreestimar el grado de control que tienen sobre las situaciones (Langer, 1975), mientras que las personas deprimidas estimarían de forma muy precisa su grado de control real (Alloy y Abramson, 1979).
Esta ilusión de control, junto con otros mecanismos, contribuyen a explicar por qué unas personas no se deprimen y otras sí.
Son muchos los estudios que muestran que el optimismo tiene valor predictivo sobre la salud y el bienestar, además de actuar como modulador sobre los eventos estresantes, paliando el sufrimiento y el malestar de aquellos que sufren, tienen estrés o enfermedades graves, según investigaciones realiadas por Peterson, Seligman y Vaillant, en 1988.

Potenciador del bienestar. El optimismo también puede actuar como potenciador del bienestar y la salud en aquellas personas que, sin presentar trastornos, quieren mejorar su calidad de vida, (Seligman en 2002).
El optimismo es una característica psicológica disposicional que remite a expectativas positivas y objetivos de futuro y cuya relación con variables como la perseverancia, el logro, la salud física y el bienestar han hecho de esta materia uno de los puntos centrales de la psicología positiva (Peterson y Bossio, 1991; Scheier y Carver, 1993).
De ahí que el interés interés moderno por el optimismo nace de la constatación del papel jugado por el pesimismo en la depresión.
Desde un punto de vista evolucionista es considerado además como una característica que la especie humana selecciona por sus ventajas para la supervivencia (Taylor, 1989).

La felicidad alarga la vida. Si una persona es siempre de los que sonríen de oreja a oreja en las fotografías, es posible que viva más tiempo, de acuerdo con un nuevo estudio.
Investigadores de la Universidad Estatal de Wayne en Detroit evaluaron las fotografías de 230 jugadores de las Grandes Ligas de béisbol que comenzaron a jugar antes de 1950 y los calificaron en función de tres categorías: sin sonrisa, sonrisa parcial y sonrisa plena.
"Los jugadores que tenían las sonrisas más contundentes vivieron más tiempo, en comparación con las otras dos clasificaciones", dijo Ernest L. Abel, profesor de obstetricia, ginecología y fisiología de Wayne State.
"La sonrisa más intensa, según inferimos, indica una felicidad subyacente o una actitud más positiva", destacó. "Fingir una sonrisa intensa es difícil".

Los detalles. Los investigadores reunieron otra información relacionada con la longevidad de una antigua base de datos de jugadores, como si asistieron a la universidad, el estado civil, el año de nacimiento y el índice de masa corporal.
Pidieron a los revisores que desconocían el propósito del estudio que clasificaran las sonrisas de los jugadores con un 1, 2 y 3.
El 1 era para la categoría "sin sonrisa", el 2 para la "sonrisa parcial" y el 3 para la "sonrisa plena", la que hace visible las patas de gallo.
Para el 1 de junio de 2009, quedaban 46 jugadores vivos, así que volvieron la vista atrás para ver si la intensidad de la sonrisa en las fotografías se relacionaba con una vida más larga.
Y así fue.
En promedio, la longevidad de los que no sonreían en las fotos fue de 72.9 años, de 75 para los que tenían una sonrisa parcial y de 79.9 para los que tenían una sonrisa plena.
El estudio se publicó en Psychological Science Online First.

Patas de gallo. Los jugadores de sonrisa plena tenían lo que se conoce como sonrisa de Duchenne, nombrada así en honor al neurólogo francés que la descubrió.
Las mejillas y la comisura de la boca se levantan y aparecen patas de gallo alrededor de los ojos.
Después de que Abel y su equipo controlaran variables como el estado civil, el año de nacimiento y el índice de masa corporal, encontraron que la relación sonrisa-longevidad se mantenía.
Los que tenían la sonrisa más grande eran la mitad de propensos a morir en un año dado que los que no sonreían.
En este sentido, los jugadores de sonrisa plena no difirieron de manera significativa de los que tenían una sonrisa parcial.
Ted Williams de los Medias Rojas de Boston, "uno de los que más sonreían", apuntó Abel, murió a los 83 años.
Sin embargo, Bill Kennedy, que jugó para Cincinnati y otros equipos, murió a los 62 años, y de acuerdo con Abel su sonrisa no era plena en las fotos que analizó.

Antecedentes. La nueva investigación se basa en estudios previos que asocian la intensidad de la sonrisa en fotografías de anuarios de la infancia y la universidad con la estabilidad matrimonial o la satisfacción posterior con la vida.
Los hallazgos del estudio tienen sentido para Sonja Lyubomirsky, profesora de psicología de la Universidad de California en Riverside e investigadora de la felicidad que escribió el libro The How of Happiness (Cómo ser feliz).
"Es muy probable que la sonrisa sea un indicador del estado de ánimo de los jugadores", señaló.
La sonrisa puede reflejar felicidad, optimismo o elasticidad, destacó.
Los expertos ya encontraron que los que son más felices suelen vivir más, agregó.

Causa-efecto. Aunque no se ha demostrado que existe una relación de causa y efecto, señaló, cada vez hay más evidencia de que la felicidad como cualidad "sí predispone a la gente a vivir más tiempo", aseguró.
¿Qué ocurre con aquellas personas que son tímidas ante la cámara y no les gusta que les saquen fotos y por tanto no sonríen?
Lyubomirsky explicó que esto no afectaría los resultados globales, ya que hay individuos tímidos ante la cámara que son felices o infelices.
Entonces si usted es una persona amargada que frunce el seño ante la cámara, ¿sonreír puede ayudarlo a salir mejor en la fotografía y a mejorar su esperanza de vida?
Es difícil de decir, ya que está fuera del alcance del estudio. Pero no le hará daño.

Combatir infecciones. Otra investigación sugiere que una perspectiva optimista podría fortalecer la capacidad del organismo para combatir las infecciones.
El hallazgo no prueba que verle el lado bueno a las cosas permita tener mejor salud, pero sí incrementa la evidencia de relaciones entre la actitud y las enfermedades sugiriendo que "una sola persona, con los mismos genes y personalidad, tiene una función inmunitaria distinta según se sienta más o menos optimista", señaló Suzanne C. Segerstrom, autora del estudio y profesora del departamento de psicología de la Universidad de Kentucky.

Encuesta. Entre 2001 y 2005, Segerstrom y un colega administraron encuestas a 124 estudiantes de derecho de primer año.
Los estudiantes, la mayoría de los cuales eran blancos (90 por ciento) y de sexo femenino (55 por ciento), respondieron preguntas sobre temas como sus niveles de optimismo sobre su éxito académico.
A los participantes también se les administró una inyección de un antígeno que hace que el sistema inmunitario reaccione creando un bulto en la piel. Si el bulto era más grande, el sistema inmunitario reaccionaba más intensamente.

Resultados. Los investigadores, que informaron sobre sus hallazgos en Psychological Science, hallaron que la respuesta inmunitaria se hizo más intensa entre estudiantes individuales a medida que adquirían optimismo, y se redujo a medida que adquirían pesimismo.
Y hay más. "Cuando la gente se sentía más optimista, también se sentía más alegre, atenta y feliz, lo que explicó parte de la relación entre optimismo e inmunidad", señaló Segerstrom.
En líneas generales, los hallazgos sugieren que el efecto del optimismo sobre la inmunidad podría ser limitado "porque da pie a muchos factores más que contribuyen a fluctuaciones en la inmunidad con el tiempo", dijo.

Pensamiento positivo. James E. Maddux, profesor de psicología de la Universidad George Mason, asegura que los hallazgos son "otro ejemplo más del poder del optimismo, de lo que solía llamarse pensamiento positivo en los cincuenta y los sesenta".
Agregó que "es difícil sacar conclusiones firmes a partir de un solo estudio, pero es una pieza más de evidencia de que lo que pensamos realmente importa, de formas muy importantes".
¿Qué está pasando en el organismo?
Si hay una relación entre la actitud, las emociones y la salud, ¿cómo funciona?
La Dra. Hilary Tindle, investigadora del Centro de investigación sobre la atención de la salud de la Universidad de Pittsburgh, tiene varias teorías.

Teorías. Una es que "la gente más feliz o más positiva, más esperanzada, tiende a vivir más saludablemente", dijo.
Y esperamos que mucha gente reaccione de maneras más saludables al estrés, lo que les ayudaría a recuperarse más rápidamente.
Además, "los individuos más positivos también son más propensos a cumplir con las recomendaciones y las terapias médicas, y por consiguiente son más saludables en ese aspecto", agregó Tindle.

Longevidad. En un estudio de mujeres publicado a finales de agosto, Tindle halló que el optimismo parece tener efectos sobre el corazón y la longevidad. "Las mujeres optimistas tenían perfiles de riesgo más estables, menos hipertensión arterial y diabetes. No fumaban tanto y tendían a hacer más ejercicio. Entonces, su riesgo más bajo está asociado con una vida más sana", dijo.
O tal vez la perspectiva vital de una mujer afecte su respuesta al estrés.
El pesimismo y la hostilidad cínica podrían llevar a una presión arterial más elevada, un ritmo cardiaco más elevado y a otros factores físicos de riesgo, apuntó, Tindle.


Etiquetas: vive feliz, pensar positivamente, optimismo, alegría, depresión, deprote

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